Yo le pregunté. ¿Eres mía?
Ella guardo silencio, ese "no" que en automático solía decir, se hago.
Ella suspiró, encontrado en su alma rastros de otra alma, de la mía.
Ella cerro los ojos, y los últimos días se vinieron como avalancha emocional.
Ella abrió la boca, y con la quietud de mil mares, dijo si.
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